Manometría esofágica en Bogotá: Diagnóstico especializado en salud digestiva

Valoración precisa y segura con tecnología avanzada para quienes presentan dificultad al tragar o molestias torácicas recurrentes.

¿Qué es una manometría esofágica?

La manometría esofágica evalúa la actividad muscular del esófago mediante el registro de presiones internas. Esto se logra introduciendo una sonda fina a través de la nariz, la cual mide cómo responden los músculos del esófago durante la deglución, en distintas zonas del tubo digestivo.

El gastroenterólogo interpreta estos datos para detectar alteraciones en el movimiento del esófago. Es una prueba no quirúrgica, ambulatoria, de baja complejidad, que dura menos de una hora y permite continuar con las actividades normales luego de su realización.

Ilustración de una manometría esofágica

¿Para qué sirve la manometría esofágica?

El propósito principal de esta evaluación es diagnosticar trastornos motores, como esofagitis por reflujo o falta de coordinación en los movimientos esofágicos. Es útil en pacientes que no responden bien a tratamientos convencionales o que presentan síntomas complejos sin causa aparente.

También se emplea en la planificación de procedimientos quirúrgicos digestivos, al ofrecer una visión clara de cómo funciona el esófago. En ciertos casos, se combina con una pH-metría para obtener un diagnóstico más completo y así ofrecer un tratamiento más efectivo.

Médico gastroenteróloga conversando con su paciente

¿Qué incluye nuestro servicio de manometría esofágica en GastriCare?

El servicio de manometría esofágica en GastriCare se lleva a cabo por expertos en un ambiente seguro y eficiente. Nuestro compromiso es que su experiencia sea lo más cómoda posible, con resultados confiables y el acompañamiento de un equipo preparado para atenderle con empatía.

La manometría esofágica incluye:

  • Procedimiento
  • Entrega de resultados
Alacer conector único multivías

¿Cómo se hace una manometría esofágica?

Preparación

La prueba requiere ayuno prolongado de 8 a 12 horas, ropa cómoda, sin esmalte en las uñas y suspensión de medicamentos que interfieran con los resultados, según indicación médica.

Procedimiento

Con el paciente recostado, se mide la presión esofágica a través de una sonda delgada conectada a un sistema computarizado que registra cada movimiento al tragar sorbos pequeños o en reposo.

Duración

Se debe reservar una hora para el proceso completo (preparación y recuperación), aunque la medición de presiones esofágicas generalmente toma entre 20 y 30 minutos, según cada caso.

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Resultados

Una vez realizada la prueba, los resultados estarán listos en 10 días. El informe detallado facilitará la interpretación por parte del gastroenterólogo y la toma de decisiones sobre su tratamiento.

Preguntas Frecuentes sobre la manometría esofágica

Especialista señalando las alteraciones del esófago

¿La manometría esofágica duele?

Durante el procedimiento puede sentirse una leve molestia en la nariz o la garganta, pero no suele ser doloroso. La sonda es muy delgada y el proceso es breve, por lo que la mayoría de pacientes lo tolera sin necesidad de anestesia o sedación.

Aunque puede generar incomodidad al tragar o sensación de cuerpo extraño, no provoca dolor intenso ni deja secuelas. El personal de salud guía cada paso con cuidado y supervisión, lo que permite realizar el estudio en un ambiente seguro, tranquilo y con mínima incomodidad.

¿Qué riesgos o complicaciones puede tener?

La manometría es un procedimiento seguro con un bajo índice de complicaciones. En algunos casos puede producir náuseas leves, lagrimeo, sangrado nasal o irritación en la garganta, efectos que desaparecen en poco tiempo, no necesitan tratamiento adicional.

En pacientes con alteraciones anatómicas o enfermedades nasales, la colocación de la sonda puede ser más difícil. Por eso, el procedimiento se debe realizar en un centro especializado, donde se minimizan los riesgos, cuentan con seguimiento médico y alta tecnología.

¿Qué enfermedades puede detectar la manometría esofágica?

Este estudio permite diagnosticar trastornos motores como acalasia, espasmo difuso, esófago en cascanueces y otras alteraciones que afectan el paso del alimento. También es útil en casos de disfagia o dolor torácico no asociado a problemas cardíacos.

Además, sirve para evaluar la competencia del esfínter inferior, ayudando a confirmar la sospecha de reflujo gastroesofágico. Los resultados determinan si el paciente requiere manejo médico, intervenciones quirúrgicas o seguimiento por gastroenterología.

¿Cuál es la diferencia entre manometría sin impedancia y con impedancia?

La versión tradicional mide la presión ejercida por los músculos del esófago durante la deglución. Evalúa la fuerza, secuencia y coordinación de los movimientos, permitiendo detectar trastornos funcionales sin analizar el paso del contenido dentro del conducto.

La modalidad con impedancia ofrece un análisis más detallado, ya que permite detectar el paso de líquidos, sólidos o gases, incluso si no hay alteraciones en la presión. Por eso, es más precisa en pacientes con reflujo atípico o síntomas persistentes sin causa en exámenes previos.

¿Qué información brinda este estudio que no dan otros exámenes?

La manometría permite evaluar en tiempo real la función motora del esófago, algo que no se obtiene con imágenes como radiografías, tomografías o endoscopias. No muestra la anatomía, sino cómo se comportan los músculos al tragar y cómo responden los esfínteres.

Esto resulta clave en pacientes con síntomas persistentes y estudios normales. Identifica fallas funcionales invisibles en otros exámenes, lo que permite entender el origen de molestias, planear tratamientos más efectivos y si es necesario hacer cirugías o terapias específicas.

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