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La flora intestinal es una parte esencial en el desarrollo de las personas. No solo ayuda con la síntesis de algunas vitaminas y ácidos grasos, sino que también contra agentes externos. Existen diferentes situaciones que pueden afectar el equilibrio de la flora intestinal. Algunos de ellos son las enfermedades crónicas o incluso causas psicológicas como el estrés.

Uno de los tratamientos más frecuentes es el uso de probióticos. Éstos fomentan el crecimiento y fortalecimiento de las bacterias que se encuentran en nuestro intestino. Algunos de los trastornos que se pueden tratar son la diarrea, el estreñimiento, intolerancias alimenticias o ‘eccemas‘ en la piel.

Para potenciar los efectos del tratamiento con ‘probióticos’ se recomienda que los productos tengan ‘prebióticos’. Se entienden como fibras alimentarias que el cuerpo no puede asimilar, pero que sí asimilan las bacterias dentro del cuerpo humano. También se aconseja mantenerse hidratado, tomando agua antes de ingerir los probióticos. Al hacer eso, se puede para generar un ambiente favorable para su crecimiento.

Entre las fibras se encuentran verduras y vegetales entre los cuales encontramos espinaca, alcachofa, coliflor, nabos y remolacha. También podemos encontrar frutas como los arándanos, guayaba, aguacate y moras; y de igual manera, están los frutos secos como las semillas de girasol, el maní o la avellana.

Finalmente, recordemos que es necesario ingerir al menos 25 gramos diarios de fibra para garantizar un correcto funcionamiento de la flora intestinal, ya sea en forma de alimentos naturales o procesados como el yogurt o el kumis.